El paso, aunque es un aire natural del caballo, no se consigue realizar correctamente. Muchos jinetes tratan de domar caballos rápidamente, olvidando la importancia que tiene un buen paso. Se ven pasos faltos de cadencia e impulsión, por lo que por lo general en los concursos nunca obtienen buenas notas, algo que preocupa a jueces y aficionados.
En la doma vaquera el paso es un aire característico, como también lo es el galope, dejando el trote solamente para domar y conseguir un caballo elástico, flexible y puesto en la mano. Esto es así porque la doma vaquera es una doma especialmente para tratar con ganado bravo, lo que necesita seguridad y rapidez en sus movimientos, cosa que el trote no puede dar y resulta incómodo para el binomio.
El paso, en la doma vaquera es esencial ya que un caballo que no ande bien podrá realizar los ejercicios de forma correcta.
El paso es un aire natural que se realiza en cuatro tiempos, en el que la masa del animal no se mantiene en suspensión en el aire en ningún momento, dado que siempre tiene alguna de sus extremidades apoyada en el suelo. El retrote, es causado por diversas irregularidades en el paso, en la que el animal cambia momentáneamente la sucesión de sus extremidades para tender a moverse por bípedos diagonales como al trote, y el paso lateralizado.
En la equitación se distinguen principalmente cuatro tipos de pasos: libre, reunido, medio y largo. En Doma Vaquera el caballo debe dominar el paso corto o reunido y el paso castellano o de trabajo. El primero es en el que el caballo anda remetiendo los posteriores y las espaldas muy ligeras, es decir en el que se dan trancos más cortos que en el paso castellano o de trabajo. Éste último se corresponde bastante con el paso medio de la doma académica y se caracteriza por ser un aire más activo, lleno de cadencia y equilibrio. Dos son los síntomas que detectan la buena marcha de este paso: la batida continuada del mosquero hacia uno y otro lado, y las huellas de los pies, que deben pisar o incluso adelantar a las huellas delanteras.
Paso atrás
El paso atrás es igual de importante que el paso hacia delante. El paso atrás se diferencia por el paso adelante en que va en sentido contrario y no es realizado en cuatro tiempo, sino que un buen paso atrás se realiza en dos tiempo utilizando los bípedos diagonales. En un buen paso atrás se debe observa como las caderas bajan, remetiendo los posteriores debajo de la masa y como el tercio anterior se eleva dejando libre las espaldas y manteniendo, el caballo, la nuca en lo más alto. a pesar de todo esto no podemos olvidar la rectitud en el paso atrás, cosa importantísima ya que sino existiera no hubiera un buen remetimiento de los posteriores y se perdería el equilibrio.
El paso atrás es igual de importante que el paso hacia delante. El paso atrás se diferencia por el paso adelante en que va en sentido contrario y no es realizado en cuatro tiempo, sino que un buen paso atrás se realiza en dos tiempo utilizando los bípedos diagonales. En un buen paso atrás se debe observa como las caderas bajan, remetiendo los posteriores debajo de la masa y como el tercio anterior se eleva dejando libre las espaldas y manteniendo, el caballo, la nuca en lo más alto. a pesar de todo esto no podemos olvidar la rectitud en el paso atrás, cosa importantísima ya que sino existiera no hubiera un buen remetimiento de los posteriores y se perdería el equilibrio.
El caballo debe estar en la mano y avanzar en el paso atrás con la misma regularidad que hacia delante, reflejándose en el campaneo del mosquero.
Para que el caballo pueda efectuar de forma óptima el paso atrás antes debe haber adquirido las lecciones adecuada para ello. Antes de conseguirlo, el animal debe realizar con soltura las transiciones decrecientes: del trote al paso, de éste a la parada y de la parada al trote. El paso atrás sólo sale de una buena parada por lo que es importante conseguir del animal una inmovilidad cuadrada y en la mano. Al principio se debe confiar al caballo a realizar la combinación de paso-parada-paso, sin perder la impulsión, la franqueza y, sobre todo, la rectitud en cada una de las transiciones. Lo aconsejable es enseñar al potro pie a tierra, ayudado por la monta de un jinete. De esta forma, mientras el monitor de a pie le habla y el jinete desvía la impulsión hacia detrás, el animal irá poco a poco entendiendo el ejercicio y reaccionando a la ayuda. A partir de entonces, sólo será cuestión de ir mejorándolo.
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